
Cada vez que la encuentro cuando entro en internet siento un pellizco de satisfacción.
Es lo primero que busco; si hay una entrada nueva en su casa, si ha comentado en la mía.
Salgo del trabajo y camino de casa voy imaginando que encontrare sus palabras, que tendrá un detalle personal -casi secreto- para mi.
Esperar que me visite por la puerta de atrás se ha convertido en mi mejor fantasía. Un mail que nos conducirá a otra dimensión. La conversación privada, lejos de los ojos del resto del mundo.
Seguir encontrando afinidades, sorprendernos con las coincidencias, charlar con total olvido del paso del tiempo.
Y como acto final: Quedar para tomar un café y mantener una cálida conversación mirándonos a los ojos.
¿A que imaginar produce placer?